...¿Hasta donde somos dueños de nuestras vidas? ¿Dirigimos la vida por donde queremos o es la propia vida la que nos dirige por donde ella quiere?...

La cosa es "DE A DOS"

" Nada cierto, nada nuevo, nada más que lo que quieras escuchar.
En un pequeño instante, en un momento de debilidad.
El mismo error constante: un paso adelante y dos atrás.
La misma piedra en un camino del que no veo el final..."



Ninguna relación ni de amistad ni de pareja puede funcionar si solo uno pone todo de si mismo.
Ambos deben poner de su parte, si REALMENTE SE QUIERE CONSERVAR Y HACER MADURAR EL AMOR QUE SURGIÓ.

Nadie dijo que es fácil. Mantener una relación implica trabajo, dedicación, cuidados, paciencia, esfuerzo que vale la pena, porque el cariño, el amor que dura a lo largo de los años es el más precioso.

Antoine de Saint-Exupéry dijo claramente "Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección".
Cuando sentimos que solo uno empuja hacia adelante, que uno solo genera interés, que en uno solo crece el sentimiento hacia el otro y sobre la relación, entonces comienza un huracán de emociones que nos sobrepasan: vamos de decepción en decepción, sentimos un cansancio agotador, angustia, enojo con nosotros mismos, cuestionamientos y reproches.
Todo ese "sin fin" de emociones nos agotan, nos deprimen, entristecen y nos preguntamos:
¿Qué hice mal? ¿Es realmente lo que quiero? ¿Qué tengo, qué dije, qué hice?¿Qué busco o qué buscan?.

Finalmente, descubrimos que existen dos grandes enemigos en cada relación: la indiferencia y la desilusión. 
La indiferencia que asesina lentamente esos sentimientos que nacieron, que tiñe de gris todos esos momentos de alegría compartidos, esas emociones positivas que se generaron...
La desilusión que termina por eliminarlo todo por completo.

Y una vez que estos dos enemigos logran intervenir en la relación construida... no queda otra cosa que... volver a empezar.

"...Y sigo alzando la voz, cantando la misma canción, 
que un día me hizo pensar que el amor era cosa de dos."